viernes, 24 de septiembre de 2010

DESDE EL MIRADOR

Desde el atalaya del Conquero hay una luna que lo ilumina todo y bajo esa luna todos, 
todos los apátridas de un país sin amo, sin rey; 
todos los embriagados de noche oscura, 
todos los amantes de lo ajeno, 
todos los vigías de farolas urbanas, 
todas las damas en su noche de puesta de corto de piel oscura y banquetes rápidos, 
todos los quijotes de la andalucía olvidada y escondida, 
todos los sin nombre que contestan en las urnas, 
todos los recolectores de lo que nadie quiere.


Una ambulancia fugaz pasa camino al amparo del hospital su zumbido luminoso rompe la hermosura de las faldas de esta amada mía que es Huelva tras de si otro zumbido, este azul, mal presagio pájaro de mal agüero ronda las calles de esta amada mía.
Quiero guardar cada uno de estos instantes en el baúl de la memoria de mi pensamiento, antes de ir a dormir, pero el tintinear luminoso de las estrellas me invita a seguir a la intemperie de una noche que amenaza humedad y frío.

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